Te resumo...

Un exceso de responsabilidad, una falta de autoestima, recién había sido 

mama, horarios imposibles para conciliar trabajo y familia... en fin, el coctel

perfecto para explotar.

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Dos años duró la onda expansiva.

Y para salir de eso...

Doy un cambio y pongo patas arriba mi alimentación, mi vida emocional, 

y tengo que darle absoluta prioridad a mi sistema digestivo.

Como no podía ser de otra manera.

Gracias a eso hoy lo puedo contar como una experiencia que me transformo.

Y también te puedo contar, que aprender a nutrirte de forma sana y cuidarte no 

se hace de hoy para mañana, ni surge por arte de magia. No.

Tampoco te levantas un día, vas a la tienda y compras todos los super-alimentos 

que lees en Internet y con eso piensas: "ya como sano y se acabaron todos mis 

problemas digestivos". No.

Para hacerlo con éxito, es necesario entender porqué y para qué lo haces, 

saber cómo se hace y darle un sentido a todo ello.

Sino ya te adelanto que vas a fracasar, vas a tirar la toalla y pensar que no eres

constante o que es difícil o muy complicado.

Y de eso nada...

Te aseguro que si yo lo he conseguido, CUALQUIERA... repito CUALQUIERA lo 

puede conseguir.

Ahora bien, hay que tener claro que cuando algo no se interioriza y no se le ve 

el sentido... termina desmotivando y en ese momento es cuando tiras la toalla.

Y para llevarlo a la práctica, tienes que tener la certeza de lo estás haciendo. 

Saber cómo hacerlo te da mucha seguridad.

Y sobre todo resultados. Que al final es lo que importa.

Eso también lo enseño.

Si esto que te cuento te interesa, para empezar, puedes unirte a mi lista de email. 

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